El respeto por el entorno natural resultó protagonista en el desarrollo de este proyecto, ubicado en una zona montañosa de Estepona. El gran reto consistía en desarrollar un programa de vivienda unifamiliar aislada en el seno de un entorno forestal digno de protección y respeto.
El emplazamiento dentro de la parcela fue elegido buscando reducir al mínimo el impacto tanto sobre el paisaje como sobre la arboleda existente. Como planteamiento de partida, el arquitecto rechazó la idea de explanar la zona de actuación, optando en su lugar por una intervención más delicada que minimizase los movimientos de tierra. Por ello, el proyecto incluía la recuperación del perfil natural del terreno en torno a la vivienda, en la medida en que dicho perfil se viese afectado por el proceso constructivo.
Con el fin de reducir al mínimo el impacto paisajístico, la vivienda se materializa en un volumen edificatorio de una sola planta que además se incrusta en el terreno para reducir aún más la altura edificada, de tal manera que la fachada posterior, donde se ubican las ventanas que proporcionan iluminación natural a las estancias de servicio, está parcialmente enterrada. Sin embargo, la acentuada topografía de la parcela hace que la fachada frontal, a la que abren sus huecos las zonas nobles, se encuentre elevada sobre el terreno, de tal manera que, a pesar de tratarse de una vivienda de una sola planta, todos los ventanales de la fachada frontal dan acceso a un gran balcón volado.